Esta parada en la puerta del templo, y nos da la bienvenida cada domingo. Se monta en nuestro carro y nos acompaña a casa. Usa nuestras mejores sonrisas, utiliza nuestras mejores expresiones de júbilo, se adapta a nuestro vocabulario, y también es la autora de nuestros bostezos mientras de reojo miramos algún reloj vecino, para escapar a la imprudencia de mirar el  nuestro que duerme debajo de nuestras mangas largas de domingo. Es una fiel compañera del cristianismo de hoy, de los más abnegados en los cuales la rutina pudo más que ella. Es la causante de tantas migraciones de cristianos dentro de la iglesia militante. Su nombre: apatía.

Bostezos mientras se predica, miradas furtivas al reloj, un constante entrar y salir del templo mientras la predicación de la Palabra de Dios está en proceso. El baño, tomar agua, salir al parqueo a buscar algo en el carro, el teléfono celular, son aliados y cómplices de esta apatía que vivimos hoy a varios niveles.

Yo no estoy exento, también me ha tocado mi dosis, porque no estoy fuera del entorno, sino dentro de el. También está en mí, porque el pecado  ha depravado mi naturaleza igual que la de todos mis hermanos, por eso no estoy buscando culpas afuera, porque las tenemos dentro. Mi escrito no es para inculpar a nadie, sino para denunciar un mal que nos aqueja a todos en mayor o menor frecuencia, en mayor o menor grado. Es real, nos golpea, nos afecta pero no queremos hablar de el, sino que lo disimulamos con nuestras mejores sonrisas, y con nuestras mejores frases positivas de falso optimismo. Como parte de mi rechazo a este flagelo, como parte de un exorcismo personal en el cual me niego a ser cómplice de este mal denuncio las cosas que entiendo producen esta apatía en el pueblo de Dios.  Mi diatriba no es quejumbre, ni tampoco un pesimismo negativo,  es un zarandeo para que la paja se la lleve el viento, quedando solo el grano que nos alimenta. Que lo torcido se enderece, que lo elevado sea allanado, y que lo hundido sea levantado.

1.- ASALARIADOS.

«Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.»  Juan 10:13 RV-60

Hay pastores y hay asalariados. No quiero decir con esto que el obrero no sea digno de su salario sino como dijo Spurgeon “ay de aquellos que viven del evangelio pero no viven para el evangelio. Solo los segundos debieran recibir salario en la medida de lo posible y después que haya sido aprobado como verdadero obrero que ama sinceramente la obra de Dios con vocación verdadera. Quien no tiene esta actitud es meramente un “asalariado” ¿Y por qué hablo de los asalariados? Porque Jesús habló de ellos en la alegoría del Buen Pastor en el evangelio de Juan 10. Por eso puedo afirmar que en el pueblo de Dios hay dos tipos de pastores: los verdaderos y los asalariados. Como en toda imitación, lo falso se parece a lo verdadero. Los asalariados van a hacer muchas cosas semejantes a las que hacen los pastores verdaderos, pero las diferencias son abismales. Los pastores verdaderos aman genuinamente a las ovejas; los asalariados solo les interesan las ovejas para recibir su salario, y usarlas en beneficio propio. No les interesan las ovejas, sino su lana. Desde tiempos apostólicos existían ya estos asalariados, porque Pablo no quedo callado en cuanto a eso, y le aclaro bien a los corintios el motivo de su visita:

“He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque NO BUSCO LO VUESTRO, SINO A VOSOTROS,…»  2Cor. 12:14 RV-60

El pastor asalariado no le interesas tú, sino solo lo que tú haces que forma parte de mantener lo que él hace. Te puede dar una charla de dos horas sobre mayordomía, porque ha visto que no estás diezmando u ofrendando regularmente, pero no le interesa saber por qué no lo puedes hacer. En este mundo somos un número, pero en la iglesia de Jesucristo somos especial tesoro de Dios. En el mundo no importamos tanto nosotros, sino nuestro dinero. En la iglesia de Jesucristo valemos tanto, que Dios entrego a Su Hijo a la muerte por nosotros. Todos deseamos un pastor que sepa cuanto valemos, no que $epa cuanto valemos. Cuando el creyente ve síntomas de pastor asalariado en su pastor, produce esta apatía que le corroe el alma, y que le va produciendo una raíz de amargura que comienza rápido a compartir con otros creyentes contaminándolos con su queja y malestar que libera a escondidas. La raíz de amargura es condenada en la Palabra de Dios, (Hebreos 12:15)  no hace bien al alma. Las raíces no son visibles pero están ahí y contaminan las plantas de alrededor con su veneno. Quejarse a escondidas es la prostitución del carácter de un creyente.

En su mensaje de despedida a los ancianos de Éfeso en Mileto, el apóstol Pablo les dijo varias cosas importantes. Una de ellas es esta que quiero citar.

«Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.»  Hechos 20:29-30  RV-60

Los lobos que Pablo menciona son de dos clases: a) Los que “entrarían” al rebaño, y  b) Los que se “levantarían” dentro del rebaño, “de vosotros mismos”. Pablo les estaba diciendo que esos lobos no iban a morder, ni a aullar, sino que iban a hacer estragos dentro de ellos con sus mejores sonrisas, con su personalidad carismática, con su amor fingido, con su hipocresía. Eso fue lo que les dijo Pablo.

¿Cómo reconocer a un lobo vestido de oveja? El sacrificio. El asalariado no se sacrifica por nada, ni por nadie. Satanás cree y tiembla, Satanás sabe la Biblia, Satanás reconoce que Jesús es el Mesías, Satanás puede imitar el amor, todo eso lo puede fingir, pero lo único que no puede hacer es sacrificarse. Cuando a Jesucristo se le pida una prueba de su sacrificio y expiación por mí en el tribunal de Dios, El solo enseñara sus manos. Ahí está la prueba de Su amor.

Los asalariados hablan de amor, pero no aman. Los asalariados hablan del sacrificio de Cristo pero ellos no se sacrifican por nadie. Pueden describir detalladamente el amor, el sacrificio, pero ellos no aman ni se sacrifican. Como no aman ni se sacrifican, tampoco existen “las marcas” de amor y sacrificio. Esa es la prueba.

El apóstol Pablo les recordó a los falsos maestros que trataban de judaizar a los cristianos gálatas que él llevaba en su cuerpo las marcas del Señor Jesús.

“De aquí en adelante nadie me cause molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. Gálatas 6:17 LBLA

¿Qué marcas va a mostrar el asalariado de su amor y sacrificio?

2.- MENSAJES ESTERILES Y ABURRIDOS

Si el pastor es asalariado, los mensajes estériles y aburridos van a estar a la carta. Sabe que tendrá su salario cada mes y no le importa si las ovejas están siendo bien alimentadas y cuidadas. Muchos traen mensajes plagiados o llenos de vivencias personales, chistes o anécdotas que no llevan a ninguna parte porque no han profundizado en La Palabra de Dios ni se han visto implicados en ella. Quieren ofrecer manjares que apenas ellos han degustado y para colmo resulta que lo que parecía un manjar solo es comida basura. Cuando esto llega al auditorio las reacciones van desde dos bostezos, tres ronquidos, hasta dormirte con sueño incluido y todo. Es comida congelada. El creyente que se alimenta de comida congelada, no es saludable. Yo anhelo un plato de frijoles negros humeantes, con arroz blanco acabado de hacer, unas buenas costillas recién sacadas de la parrilla…..hmmmmm, ¡si estoy hasta sintiendo el olor!!! La Palabra de Dios es un manantial que fluye constantemente. No hay por qué usar mensajes reciclados, ni cocinados en microondas. Cuando el mensaje no ha impactado al predicador, este no puede impactar a la congregación. Podrá alzar la voz, o hacer cambios de entonación, pero el impacto espiritual no está en la voz, y en los oídos, está en el corazón. Dios puede llamar a sus escogidos sin la ayuda de los predicadores, Dios puede edificar y alimentar a su pueblo sin la ayuda de los predicadores, pero resulta que El ha querido hacerlo a través de la predicación del evangelio y para eso hay que prepararse y ocuparse. Cuando no hay buena alimentación, no hay buena salud. Cuando los creyentes no reciben mensajes que les edifiquen y les enseñen están a merced de cualquier viento de doctrina. La semilla da su fruto. Un púlpito estéril y aburrido produce creyentes espiritualmente estériles y aburridos, o aparentemente satisfechos pero huecos por dentro.

Hay predicadores y maestros que si les quitan el papel de enfrente se quedan mudos y no atinan que decir. Eso es seña que ese mensaje fue calentado en microondas, o fue sacado de una lata en conservas. Otros repiten como papagayos los mensajes de otros que copiaron en internet, habiendo tanta riqueza en la Palabra de Dios la cual pueden tener por ellos mismos, prefieren obtenerla de otros, y por eso repiten los mismos errores y las mismas faltas.

Hay un pueblo cristiano ansioso y jadeante de buen alimento espiritual, la encomienda de Jesús está en pie, «No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.»  Mateo 14:16. Los discípulos querían que Jesús despidiera a la multitud para que fueran por alimento, pero él les dijo que le dieran ellos de comer, ellos podían hacerlo!!!! Aun hoy pueden hacerlo!!! a eso han sido llamados!!! Pero no, prefieren darle a la gente una merienda recalentada en microondas, que ocuparse en preparar buena comida para el pueblo de Dios. ¡Por eso hay tanto raquitismo espiritual hoy día en nuestras congregaciones!!!! Es el resultado de un púlpito estéril.

«Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.»  Oseas 4:6 RV-60

Sí, hay apatía espiritual porque falta conocimiento en los pastores y maestros de la grey. No por carencia, sino porque lo han desechado como dice el texto.  El facilismo ha sustituido el esfuerzo. La impasibilidad ha sustituido al fervor.  Muchos pastores se han graduado de seminarios, o de otros centros de preparación, ellos pasaron por la escuela, pero la escuela no paso por ellos. Los disparates teológicos son la regla, no la excepción. Este párrafo que les comparto fue escrito por un pastor bautista, graduado de un Seminario, y con más de 10 años de pastorado con el cual debatí hace unos días:

«Por supuesto que Pablo se dio cuenta de la búsqueda del carcelero de Filipos, pero una vez más te corrijo: su búsqueda era equivocada, porque quería salvarse por obras: «¿qué debo hacer?» a lo que Pablo respondió con la demanda del Evangelio: «Cree en el Señor Jesucristo»..una vez más deja claro que lo que nos hace salvos no es el hecho de ser elegidos sino creer en Cristo y la elección en Cristo es el resultado de la salvación y no al revés como nos dice Efe.1:1-13 que de seguro harás una lectura diferente a la mía.»

¡Es un perfecto disparate!!! Y así esta enseñando a otros.  Si se lee el texto que el mismo cita, Efesios 1: 1-13 se verá que todo el texto es contrario a lo que este pastor está diciendo. Solamente con leer el verso 4 tiene para darse cuenta que está equivocado:

«…según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,…»

1ro. nos escogió.

2do. antes de la fundación del mundo.

3ro. para que fuésemos (no porque él vio que decidimos serlo) santos y sin mancha.

¡Somos salvos, porque fuimos elegidos,….esto es teología básica!!!!

Hoy día cualquier charla desde el púlpito se le dice «mensaje». Hay muchos pastores que se paran en el púlpito a decir algo, pero otros se paran en el púlpito porque tienen algo que decir. Es diferente, yo quiero los segundos, los primeros son asalariados. Es deber de todo pastor y maestro de la iglesia prepararse, y prepararse bien. Primero, por respeto a Dios que lo llamo. Segundo, por respeto a los demás. Tercero, por respeto de sí mismo.

El pastor que habla la Palabra no la habla solamente ante los hombres sino ante Dios, como quien tiene que ser juzgado.

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”

(2Ti 4:1-2 RV1960)

3.- LA HIPOCRESIA DE UN AMOR FINGIDO.

El ser asalariado da a luz otras malas actitudes. Una de ellas es el amor fingido, o hipocresía.

El apóstol Pedro nos advirtió sobre este tipo de amor. Él lo vio en las primeras congregaciones de cristianos.

“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;…»  1Pedro 1:22 RV-60

Hay apatía porque el amor no es genuino. Es un amor artificial, fabricado con materiales frágiles que se rompen al contacto de la primera dificultad. Hay dos formas de manejar este provocador de la apatía espiritual de muchos creyentes: una es aliándote con él, y dejándote llevar por la misma hipocresía; y otra es enfrentándolo con el verdadero amor pero de forma firme, así como tuvo que hacer el apóstol Pablo con el apóstol Pedro, dos grandes siervos de Dios, dos columnas de la iglesia, pero uno se comenzó a portar hipócritamente, con un amor fingido, por lo cual el otro tuvo que zarandearlo para ponerlo en su sitio. ¡Hipócrita! le grito Pablo a Pedro, y así la paja salió volando. Yo estoy escribiendo esto porque no quiero ser hipócrita. Yo no quiero ser coparticipe de esta conducta que nos corroe el espíritu y nos contamina el alma. Y no es por hacerme el sano entre los enfermos, sino que como enfermo, quiero curarme y comenzar a tomar la medicina.

¡Le estoy declarando la guerra a la hipocresía!!!  ¡Le estoy declarando la guerra al amor fingido!!

¿Por qué hay tanta apatía en las iglesias, y por que hay muchos que llegan y se van? Porque la hipocresía se ha adueñado de nuestro carácter y hace falso todo lo que sale de nuestra boca. El amor es de plástico!!! El afecto fraternal es de plastilina!!!  ¿Quieres saber cómo eres tú? Mira tú congregación. Las congregaciones se forman grandemente influenciadas por la forma en que sus líderes proyectan el evangelio y el carácter cristiano. Los obreros de la fe no han sido  llamados a darle la salvación a nadie, eso es potestativo de Dios, pero si han sido llamados a enseñarle a la gente como es que se llega a ser salvos, como debe ser un creyente, como es el carácter de un creyente, como debe ser la iglesia de Jesucristo. Han sido llamados a enseñarles todo el consejo de Dios, que cosa es el evangelio. Si no se le dice, ellos no son adivinos. ¿Cómo oirán si no hay quien les predique?

4.- LA TRISTEZA DEL MUNDO INVADE LA IGLESIA.

Aunque no se predica mucho de eso, yo quiero decir que el pecado ha depravado totalmente al hombre. Totalmente no es absolutamente. Totalmente habla de extensión, no de intensidad. La depravación producida por el pecado llego a todas las áreas del ser humano. El mundo está lleno de esto, porque el pecado no solo afecto al hombre sino al mundo entero. El pecado produce tristeza. Es la agonía de una existencia maldecida. Pero Dios, de pura Gracia, nos eligió, nos llamo, nos justifico, nos santifico, nos dio capacidades espirituales, y nos regalo la vida eterna para que formáramos una compañía de fieles que se llama IGLESIA. Esa Iglesia es invisible cuando miramos sus filas solamente formada por los llamados fieles y escogidos. Esa iglesia es visible, cuando la miramos formada por todo el que viene.

“… la tristeza del mundo produce muerte.» 2Cor. 7:10 RV-60

Hemos dejado que la tristeza del mundo penetre la iglesia. No tanto por una invasión desde afuera, sino por una negligencia adentro. Los que hemos sido llamados a formar parte de este pueblo santo, en vez de trasmitir nuestra alegría a los que vienen desgajados por los embates del huracán de este mundo, al contrario nos comenzamos a lamentar con ellos de las penas y vicisitudes . ¿Por qué hay apatía? Porque la alegría de ser escogidos y santos ha cedido terreno ante las miserias temporales de esta vida. ¿Por qué hay apatía? Porque no nos estamos gozando y alegrando en el Señor.

«Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.»  Salmo 122:1 RV-60

Para que el salmista se hubiera alegrado, los que se lo decían tenían que estar alegres también. El se alegro, porque los otros estaban alegres. El gozo del cristiano no depende de las circunstancias, sino de su actitud ante la vida. Su actitud ante la vida no depende de una actitud positivista, sino de que su esperanza y confianza este depositada en la Roca de los Siglos. Su esperanza y confianza son firmes porque Fiel es El que prometió.

¿Por qué hay apatía? Porque no hay alegría. ¿Por qué no hay alegría? Porque no hay gozo. La alegría es la evidencia del gozo. La alegría es la expresión externa, del gozo que radica en el espíritu. La alegría se ve desde afuera, el gozo se lleva dentro. Se puede fingir la alegría sin tener gozo, pero el gozo no se puede fingir. El gozo nos ha sido dado como fruto del Espíritu, pero lo sustituimos por la tristeza del mundo, por eso hay apatía en la iglesia.


Cuando se anuncio el nacimiento del Jesús, el ángel dijo a los pastores:

«No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 
que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.»   Lucas 2:10

Este texto no es solo para usarlo en la época de navidad, sino para ponerlo como espantapájaros cada vez que la tristeza del mundo viene volando a posarse en nuestra cabeza. El gozo del cristiano tiene que poder más que la tristeza del mundo, porque más poderoso es El que está en nosotros que el que está operando en el mundo. El evangelio son buenas noticias de gran gozo para el pueblo de Dios, no de gran apatía y tristeza.

La iglesia es un trozo de cielo aquí en la tierra. Así lo quiso el Maestro para consolación de los fieles en su paso por esta tierra. Es refugio para que los que estén cansados y cargados vengan a renovar sus fuerzas. La iglesia debe ser una rendija por donde miramos el cielo a la distancia, pero con la confianza de que es seguro que un día estaremos allí. Pero la iglesia no es el templo externo, la iglesia somos nosotros. Un trozo de cielo no es un edificio de ladrillos. Las piedras vivas somos nosotros que edificamos la iglesia aquí abajo, mientras llega el tiempo de subir arriba. ¿Por qué hay apatía? Porque hemos tapado la rendija con nuestra tristeza. No miramos nosotros, pero tampoco dejamos que otros miren. Los ladrillos del templo no son los que están tristes, somos nosotros los que no trasmitimos el gozo de formar parte del pueblo de Dios al cual Cristo vino a salvar.

5.- LA PREDICACION DE UN PSEUDOEVANGELIO.

Hoy se predica de todo, lo mismo se dice que Dios es Soberano, que también el hombre es libre de aceptar la salvación o rechazarla, también que el bautismo es solo para los que pueden creer, o sea, los que no pueden creer se van para el infierno, quiero decir los niños como no pueden creer se van para el infierno si fallecen en edades tempranas, como también que el Libro de la Vida se está escribiendo, o sea, que los nombres van siendo escritos a medida que deciden ellos aceptar la salvación, como también se predica un evangelio narrativo, si…..esos mensajes que son solo narraciones de hechos bíblicos sin ninguna aplicación espiritual, ¿para qué quiero que me cuenten lo que puedo leer? El relato tremendo!!!, la narración maravillosa!!! Pero sin ninguna aplicación espiritual para el creyente, solo historia. ¿Para qué quiero que me narren en detalles la alimentación de los 5000, si no recibo la alimentación espiritual que está implícita en ese hecho sobre la provisión de Dios? Mensajes humorísticos, cargados de chistes y cuentos, puedo reírme mucho, pero mi espíritu quedo sin saciarse. Mucha risa, poco gozo espiritual. Esa es la condición del cristiano apático de hoy.

Miles hoy en Norteamérica y en otros países están en las iglesias y se creen que son salvos porque un predicador le dijo que si repitió una oración, o lleno una tarjeta, o levanto la mano aceptando a Jesús, o paso el frente ya eran salvos. Cientos de personas van los domingos a las iglesias, llevan su Biblia en la mano, pero no la llevan en el corazón porque este sigue siendo de piedra ya que no ha recibido de Dios la vida espiritual que es El único que puede darla. La doctrina de la regeneración ya no se predica, ya no se estudia y cientos se creen salvos porque ellos mismos decidieron emotivamente llenar una tarjeta, o levantar la mano o pasar al frente. Se le teme decirle a alguien que no está convertido por la falsa enseñanza del “no juzgar”, prefieren ver a la gente creyéndose salvos, que decirle lo que la Biblia dice sobre la doctrina de la regeneración espiritual. Yo no puedo juzgar la salvación de nadie, pero sí puedo juzgar su condición espiritual conforme a las Escrituras. ¿Por qué hay apatía? Porque los pastores y predicadores le están dando un evangelio aguado a las gentes. Parecen no entender que un Ministro de la Palabra es un intérprete de esa Palabra y que debe explicarla nítidamente al pueblo, pero ¿Se puede enseñar algo que no se sabe ni se entiende? Muchos neófitos ocupan hoy el obispado de las iglesias cristianas arrastrándose al envanecimiento en que cayó el diablo y arrastrando tras ellos a las ovejas que conducen. Son ciegos guías de ciegos teniendo como destino el mismo hoyo.

Hay apatía porque el cambio que se le atribuye al Espíritu de Dios solo dura unos días después que la emoción se esfumo. El verdadero cambio hecho por el Espíritu en el corazón perdura, es permanente, y va madurando de día en día. Hay apatía porque hay muchos cristianos emocionados pero no convertidos por el Espíritu de Dios.

¡Estoy sentado como David jadeando por un sorbo de agua del pozo de Belén!!! Mi sed se sacia con la verdadera agua que brota de la Roca de Horeb, no con el agua contaminada que sale hoy de muchos púlpitos evangélicos. Del trono de Dios sale un río limpio, de agua cristalina, pero de muchos púlpitos evangélicos lo que sale es agua contaminada con todo tipo de bacterias nocivas a la fe de los santos. ¿Por qué hay apatía? Porque se está predicando un pseudoevangelio, no el verdadero evangelio de Jesucristo. ¿Por qué hay apatía? Porque se están haciendo las cosas a la manera del entendimiento del hombre, y no como Dios lo ha mandado en su Palabra. ¿Por qué hay apatía? Porque hay muchos deseos de servir y de hacer cosas pero no hay muchos deseos de obedecer lo que dice la Palabra de Dios. Servir y trabajar sin obedecer la Palabra de Dios, son obras que ningún valor tienen para la fe. Hay mucho activismo, pero no hay obediencia.

Lo santo se mezcla con lo profano delante de nuestras narices, y no hacemos nada. Callamos, viramos la cara, sonreímos y seguimos adelante!!! La muerte y la resurrección de Jesucristo se recuerdan y se celebran recogiendo huevos de Pascua vestidos de conejo, y diciéndole alegremente a nuestros hermanos ¡Happy Easter!!!

¿Por qué hay apatía? Porque es el fruto de nuestro sincretismo. Dios ha querido siempre desde sus inicios que Su Pueblo se identifique, se diferencie del mundo. Dios quiso no solo que su diferencia fuera «espiritual» sino que fue celoso en poner su propia marca sobre el cuerpo de sus hijos. Por eso mando la circuncisión. Los hijos eran circuncidados dejándole saber al mundo que ese era un hijo del pueblo de Dios. Es por este sincretismo que vivimos  que no nos interesa que nuestros hijos reciban la señal del Pacto. Dios los toma por hijos pero nosotros se los arrebatamos de Sus manos y decimos que ellos son impíos, que necesitan ser mundanos, pecar, y entonces, si ellos deciden arrepentirse, pueden venir por ellos mismos, cuando lo entiendan para bautizarse.

¿Por qué hay apatía? Porque Dios le pidió a Abraham que pusiera con fe la marca del Pacto sobre el prepucio de sus hijos, que El se encargaría de cumplir su parte de poner la marca del Pacto sobre sus corazones, y nosotros nos negamos a hacer lo que Dios nos ha pedido en Abraham.

Quiero que Dios bendiga a mis hijos, pero la iglesia los trata como impíos siendo nacidos bajo el Pacto de la Gracia, y siendo herederos de las Promesas hechas por Dios. Quiero tener bendición en mi familia pero niego con mis hechos, lo que tanto anhelo. Quiero bendición para mis hijos, pero rechazo la que Dios me ha dado porque no la quiero como lo dijo Dios, sino como me lo enseñaron los hombres. Siendo hijos los tratamos como siervos. Siendo propios los tratamos como ajenos. Mis hijos son vistos por Dios como santos, sí, santos!!….sin embargo me enseñaron a verlos como impíos, como mundanos, como no pertenecientes al pueblo de Dios. Mis hijos son herederos de la Promesa hecha por Dios a Abraham, el cual dijo que El también seria Dios de ellos, pero me enseñaron a que ellos están fuera de esa promesa hasta que sean adultos y elijan libremente aceptar la gracia de Dios. Gritamos por una bendición que tenemos delante de los ojos, pero no la queremos así porque nos dijeron que eso está mal. ¿Por qué hay apatía? Porque dudamos de Dios y le creemos a los hombres. Criticamos las tradiciones de la Iglesia de Roma pero somos muy fieles a las nuestras, aunque éstas invaliden los mandamientos de Dios o vayan contra Su Palabra. Así lo aprendí, así lo hago ¿Qué más da lo que diga la Biblia? Todos lo hacen! El pastor así lo enseña!

¿Por qué hay apatía? Porque oramos, ayunamos, doblamos nuestras cabezas como juncos, podemos recoger nuestras lagrimas en una redoma, pedimos a Dios por la unión de la familia cristiana, vamos a talleres de familia, retiros de matrimonios, conferencias sobre el cuidado de los niños, lo hacemos todo para fortalecer y unir a la familia cristiana ¡y nosotros mismos la separamos! ¡Nuestros hijos se crían dentro del templo pero fuera de la iglesia!!!

¿Por qué hay apatía? Porque todo el esfuerzo que gastamos en hacer las cosas como nos parece, debiera ser empleado en obedecer lo que se nos ha mandado.

¿Por qué hay apatía? Porque vivimos pidiendo bendiciones, y rechazamos las que ya Dios nos ha dado. Un espíritu contrario a la voluntad de Dios no puede estar saciado, por eso hay apatía, y pedimos!!….y gritamos!!….y deseamos mas bendiciones de Dios porque no estamos saciados!!!! No estamos saciados espiritualmente porque si rechazamos las bendiciones que Dios de pura gracia nos ha dado, Dios detiene Su mano hasta que aprendamos. Hay apatía porque sencillamente no nos hemos dado cuenta de que no hay que pedir más, sino obedecer lo que Dios nos ha pedido, y lo que El nos ha pedido no es nada comparable con lo que El tuvo que pagar. Su yugo sobre nosotros es fácil, y ligera su carga, porque SU YUGO FUE MUY DIFICIL, Y LA CARGA QUE CAYO SOBRE SUS HOMBROS FUE MUY PESADA, PERO AMBOS LOS LLEVO POR AMOR A NOSOTROS!!!!

¡Estoy como David, pidiendo con vehemencia un sorbo de agua del pozo de Belén, el que está junto a la puerta….!!!!

Recuerdo y termino con las palabras del profeta Amós:

Ciertamente se acerca la hora —dice el Señor Soberano— 
cuando enviaré hambre a la tierra,
no será hambre de pan ni sed de agua,
sino hambre de oír las palabras del Señor.
La gente deambulará de mar a mar
y vagará de frontera a frontera
en busca de la palabra del Señor,
pero no la encontrarán.

(Amós 8:11-12 NTV)

¡Qué Dios tenga misericordia de nosotros!