
En cuanto a los niños, San Cipriano, sostuvo que se les confiera cuanto antes el sacramento del bautismo. En su epístola dirigida al obispo Fido escribe, reproduciendo un acuerdo de un concilio de Cartago del otoño del año 253, diciendo:
«En cuanto al asunto de los niños, dices que no conviene bautizarlos el día primero o segundo, sino que hay que seguir la ley antigua de la circuncisión, de modo que crees que, no se ha de bautizar ni santificar al recién nacido hasta pasados los ocho días. Otra cosa muy distinta ha opinado nuestro concilio. Nadie estuvo de acuerdo con lo que tú pensabas que debía hacerse, sino que todos, por el contrario, dictaminamos que no debe negarse a ningún hombre que nace (dentro de familias cristianas), la misericordia y la gracia de Dios Padre, y que todos los hombres, aún los grandes pecadores y culpables, cuando llegan a la fe, obtienen el perdón de sus pecados».
Este concilio de Cartago, mencionado por San Cipriano, fue efectuado en el año 253, en donde, se estableció el acuerdo de que el sacramento del bautismo debe ser administrado a los niños cuanto antes, con la especificación de no esperar hasta el octavo día como lo era la circuncisión concerniente al Antiguo Pacto. Se debe tener en cuenta que, de ninguna manera, en este concilio, se discutió el asunto de si los niños, deben o no ser bautizados, no había inconvenientes al respecto, ya que el bautismo infantil era claramente aceptado por todos. La cuestión aquí, era sobre el día del bautismo.
— Es necesario observar que este concilio se efectuó mucho antes de la aparición de la Iglesia Católica Romana. Es un tremendo error decir que, a partir del sincretismo de la Iglesia mediante la unión con el Imperio Romano, a manos de Constantino, surgió el bautismo de infantes. En tal año (253), esto era totalmente imposible, ya que la Iglesia estaba siendo perseguida y Constantino aun no había nacido. Es evidente que la tradición apostólica avalaba rotundamente el bautismo de infantes.
____________________
«Obras de San Cipriano», III. II. «Pensamiento teológico de San Cipriano, sobre el bautismo», (ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2005, págs. 54-55).