Resultado de imagen para los padres de la iglesiaNunca lo supo en sus días y murió sin saberlo. Muchos creen que Juan Calvino fue el que invento el Calvinismo y le puso nombre. Pues no, el nunca lo hizo ni supo que así se llamaría lo que el no invento. Calvino era calvinista sin saberlo. Porque el no invento nada nuevo. Solo organizo y sistematizo lo que esta en la Escritura. Calvino creyó lo mismo que los apóstoles y fue de eso que el escribió. Murió el 27 de mayo de 1564. No fue hasta después del Sínodo de Dort (1618-1619) que comenzó a llamarse Calvinismo por los 5 puntos principales de su doctrina. Si vamos a hacer justicia a la historia, no son 5 puntos, sino 5 respuestas. El Calvinismo discutido y redactado en Dort fue debido a los 5 argumentos de los «remonstrantes»** discípulos de Jacobo Arminio. Entonces, cuando vemos esto, podemos decir que los 5 puntos del Calvinismo son las 5 respuestas a los 5 argumentos arminianos. Fueron 5 respuestas necesarias. Fueron 5 soluciones bíblicas a 5 problemas doctrinales. Lamentablemente, hoy día, muchas iglesias quieren seguir enseñando los 5 problemas y no las 5 soluciones bíblicas. En Dort, el Arminianismo fue declarado una herejía pero muchos no lo saben. Otros lo saben, pero no les importa. Otros, les importa, pero no quieren buscarse problemas. A otros, nos importa lo que paso en Dort y no nos importan los problemas.

Con esta lista de citas de los Padres, queremos demostrar que las doctrinas de la gracia, o los «5 puntos del Calvinismo» fueron creídos y enseñados por ellos en fecha tan remota como en el siglo I hasta el siglo III d.C. Por eso, ni Calvino descubrió nada nuevo, ni en Dort se elaboro una nueva doctrina. Es la misma doctrina apostólica, de la que hablo Pablo, de la que hablaron los otros apóstoles. La misma doctrina que ellos enseñaron a los padres de la Iglesia. La misma que luego hablaron los reformadores. Fue olvidada por casi 1500 años, por eso, cuando fueron desempolvadas por los reformadores en el siglo XVI, parecía que estos estaban trayendo algo nuevo a la Iglesia, pero no fue así. Fue la misma agua de la roca de Horeb que calmo la sed de Israel. Fue el mismo mana que cayo del cielo. Fue la misma columna de fuego que guió al pueblo en la noche oscura del desierto. Fue la misma serpiente de bronce que fue levantada para salvar a todo aquel que a ella miraba. Empuñaron la pluma para reformar lo que se había deformado. La vida de muchos se fue en el intento, pero su sacrificio no fue en vano. La mortecina luz de sus velas es hoy un faro que alumbra a muchos barcos que andan perdidos en el mar de la falsa doctrina. Los botes de salvamento de la fe reformada siguen rescatando náufragos de las negras aguas de la religion humanista.

Vuestro consiervo,

Felipe.

(**remonstrantes → se les llamo así en Dort a los alumnos y seguidores de la doctrina de Jacobo Arminio. Viene del vocablo holandés «remonstrant» que quiere decir pliego de protesta. Se refiere al pliego o documento de protesta presentado por los alumnos de Jacobo Arminio en el Sínodo de Dort, donde expusieron sus 5 argumentos arminianos. )

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1.- DEPRAVACIÓN TOTAL

Bernabé (70 DC): “Aprende: antes de creer en Dios, la habitación de nuestro corazón era corrupta y débil”.

Ignacio (110 DC): “Los que son carnales no pueden hacer las cosas espirituales … ni los incrédulos pueden hacer las cosas de la fe”.

Justino Mártir (150 DC): “La humanidad de Adán cayó bajo la muerte y el engaño de la serpiente; nacemos pecadores… No hay nada bueno en nosotros… Porque ni por naturaleza, ni por entendimiento humano es posible para mí adquirir el conocimiento de las cosas tan grandes y tan divinas, sino por la energía del Espíritu Divino… Por nosotros mismos es imposible entrar en el reino de Dios… Él nos ha rescatado de la imposibilidad de nuestra naturaleza, para obtener la vida… El libre albedrío nos ha destruido; nosotros, que fuimos libres, nos convertimos en esclavos y nuestros pecados se venden… Al ser oprimidos por nuestros pecados, no podemos movernos hacia Dios; somos como pájaros que tienen alas, pero no pueden volar”.

Clemente de Alejandría (190 DC): “El alma no puede levantarse ni volar, ni ser elevada por encima de las cosas que están en lo alto, sin gracia especial”.

Orígenes: “Nuestro libre albedrío… o la naturaleza humana no es suficiente para buscar a Dios de ninguna manera”.

Eusebio (330 DC): “La libertad de nuestra voluntad para elegir las cosas buenas está destruida”.

Agustín (370 DC): “Si, por lo tanto, son siervos del pecado (2 Corintios 3:17),¿por qué se jactan de la libre voluntad? ¡Oh, hombre! Aprende del precepto lo que debes hacer; aprende de la corrección, que es tu propia culpa que no tienes el poder… Deja que el esfuerzo humano, que pereció por Adán, aquí guarde silencio, y que la gracia de Dios reine por Jesucristo… Lo que Dios promete, nosotros mismos no lo hacemos a través de la libre voluntad de la naturaleza humana, pero Él mismo lo hace por gracia dentro de nosotros… Los hombres se esfuerzan por encontrar en nuestra propia voluntad algo que es nuestro, y no de Dios; ¿cómo pueden encontrarlo? No lo sé”.

2.- ELECCIÓN INCONDICIONAL

Clemente de Roma (69 DC): “Acerquémonos a Él en santidad de alma, levantando manos puras e inmaculadas hacia Él, con amor hacia nuestro Padre gentil y compasivo porque nos hizo una porción elegida para Sí mismo… Viendo entonces que nosotros somos la porción especial elegida de un Dios Santo, hagamos todas las cosas que pertenecen a la santidad… Se les dio una declaración de bendición sobre aquellos que han sido elegidos por Dios a través de Jesucristo nuestro Señor… Jesucristo es la esperanza de los elegidos…”.

Bernabé (70 DC): “Somos elegidos para la esperanza, comprometidos por Dios a la fe, destinados a la salvación”.

Ignacio: “Para los predestinados antes de todas las edades, es decir, antes de que el mundo comenzara, unidos y elegidos en una verdadera pasión, por la voluntad eterna del Padre…”.

Justino Mártir: “En todos estos discursos he sacado todas mis pruebas de tus propios escritos sagrados y proféticos, esperando que algunos de ustedes sean encontrados del número elegido que por la gracia que proviene del Señor de Sabaoth, queda reservado [apartado] para la salvación eterna”.

Ireneo (198 DC): “Dios ha completado el número que antes determinó para sí mismo, todos los que están escritos, o ordenados para la vida eterna … estando predestinados de hecho según el amor del Padre, para que le perteneceríamos para siempre”.

Clemente de Alejandría (190 DC): “Por la fe los elegidos de Dios son salvos. La generación de los que buscan a Dios es la nación elegida, no un lugar [terrenal], sino la congregación de los elegidos, a la que yo llamo la Iglesia… Si cada persona supiera la verdad, todos habrían saltado al camino, y no habría habido elección… Ustedes son aquellos que son elegidos de entre los hombres y como aquellos que están predestinados de entre los hombres, y en su propio tiempo llamados, fieles y elegidos, aquellos que antes de la fundación del mundo son íntimamente conocidos por Dios para la fe; es decir, son nombrados por Él para la fe, crecen más allá de la infancia”.

Cipriano (250 DC): “Esta es, por tanto, la predestinación, que prediquemos fiel y humildemente”.

Ambrosio de Milán (380 DC): “En la predestinación, la Iglesia de Dios siempre ha existido”.

Agustín (380 DC): “Aquí, ciertamente, no hay lugar para el argumento vano de quienes defienden el conocimiento previo de Dios en contra de la gracia incondicional de Dios, y en consecuencia, afirman que fuimos elegidos antes de la fundación del mundo porque Dios sabía de antemano que nosotros seríamos buenos, y no que Él mismo nos haría buenos. Este no es el lenguaje de aquel que dijo: «No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes» (Juan 15:16)”.

3.- EXPIACIÓN LIMITADA

Bernabé (70 DC): “[Cristo hablando] veo que ofreceré mi carne por los pecados del pueblo nuevo”.

Justino Mártir (150 DC): “soportó los sufrimientos de aquellos hombres cuyas almas están [realmente] purificadas de toda iniquidad… Como Jacob sirvió a Labán por el ganado que se antes vio, y de diversas formas, Cristo sirvió incluso a la cruz por hombres de toda clase, de muchas y diversas formas, procurándolos con su sangre y el misterio de la cruz”.

Tertuliano (200 DC): “Cristo murió por la salvación de su pueblo… por la iglesia”.

Cipriano (250 DC): “Todas las ovejas que Cristo buscó con su sangre y sufrimientos, son salvas… Él redimió a los creyentes con el precio de Su sangre propia…”.

Lactancio (320 DC): “Él debía sufrir y ser muerto por la salvación de muchas personas… que habiendo sufrido la muerte por nosotros, nos ha hecho herederos del reino eterno, habiendo abdicado y desheredado al pueblo de los judíos… Él estiró Sus manos alrededor del mundo, para que él pudiera mostrar al mismo tiempo que un pueblo numeroso, reunido de todos los idiomas y tribus, debería estar bajo sus alas, y recibir el signo más grande y sublime”.

Eusebio (330 DC): “¿A qué ‘nosotros’ se refiere, a menos que a los que creen en Él? Porque para los que no creen en Él, Él es el autor de su fuego y de su ardor. La causa de la venida de Cristo es la redención de aquellos que debían ser salvados por él”.

Julio (350 DC): “El Hijo de Dios, al derramar Su preciosa sangre, redimió a Sus apartados; y son entregados por la sangre de Cristo”.

Hilarion (363 DC): “Permanecerá en los ojos de Dios para siempre, habiendo ya tomado a todos los que ha redimido para que sean reyes en el cielo y coherederos de la eternidad, liberándolos como el reino de Dios para el Padre”.

Ambrosio (380 DC): “Antes de la fundación del mundo, era la voluntad de Dios que Cristo sufriera por nuestra salvación… ¿Puede él condenarte, a quien ha redimido de la muerte, por quien se ofreció a sí mismo, cuya vida él sabe que es el recompensa de su propia muerte?”.

Pacián (380 DC): “Mucho más, no permitirá que el que es redimido sea destruido, ni desechará a quienes ha redimido a un gran precio”.

Epifanio (390 DC): “Si eres redimido… Si, pues, eres comprado con sangre, no eres el número de aquellos que no fueron comprados con sangre, oh, señora, por qué niega la sangre… Dio su vida por sus propias ovejas”.

Jerónimo (390 DC): “Cristo es sacrificado por la salvación de los creyentes… No todos son redimidos, porque no todos serán salvados, sino el remanente… Todos los que son redimidos y liberados por tu sangre regresan a Sión, que tú has preparado para ti mismo por tu propia sangre… Cristo vino para redimir a Sión con su sangre. Pero para que no pensemos que todos somos Sión o que cada uno es Sión, es verdaderamente redimido del Señor, que es redimido por la sangre de Cristo… No dio su vida por cada hombre, sino por muchos, es decir, para aquellos que creerían”.

4.- GRACIA IRRESISTIBLE

Bernabé (70 DC): “Dios nos da arrepentimiento y nos introduce en el templo incorruptible”.

Ignacio: “Orad por ellos, si es así, pueden arrepentirse, lo cual es muy difícil; pero Jesucristo, nuestra verdadera vida, tiene el poder para esto”.

Justino Mártir (150 DC): “Habiéndonos convencido alguna vez de la imposibilidad de nuestra naturaleza para obtener vida, ahora nos ha mostrado al Salvador, que puede salvarlos, y que de otro modo serían imposibles de salvar… El libre albedrío nos ha destruido; somos vendidos al pecado”.

Ireneo (180 DC): “No de nosotros mismos, sino de Dios, es la bendición de nuestra salvación… El hombre, que antes fue llevado cautivo, es quitado del poder del anterior poseedor, de acuerdo con la misericordia de Dios el Padre, y al restaurarlo, le da salvación por medio de la Palabra; es decir, por Cristo; para que muchos puedan aprender experimentalmente que no es de sí mismo, sino que por el don de Dios se recibe la inmortalidad”.

Tertuliano (200 DC): “¿Piensan ustedes, oh hombres, que alguna vez deberíamos haber entendido estas cosas en las Escrituras a menos que por la voluntad de Aquel que quiere todas las cosas, hayamos recibido la gracia para entenderlas?… Pero por esto es claro, que [la fe] no te es dada por Dios, porque no se la atribuyes sólo a Él”.

Cipriano (250 DC): “Todo lo que se agradece es que no se atribuya al poder del hombre, sino al don de Dios. Es de Dios, digo, todo es de Dios lo que podemos hacer. Sí, eso en nada debemos gloriarnos, ya que nada es nuestro”.

Arnobio (303 DC): “Ustedes ponen la salvación de sus almas en ustedes mismos, y confían en que pueden ser hechos dioses por su esfuerzo interior, pero no está en nuestro poder, el alcanzar las cosas de arriba”.

Lactancio (320 DC): “La experiencia radica en la voluntad de Dios, no en la tuya. Vencer no está en nuestro poder”.

Atanasio (350 DC): “Creer no es nuestro, o está nuestro poder, sino el Espíritu que está en nosotros y permanece en nosotros”.

Jerónimo (390 DC): “Esta es la principal justicia del hombre, reconocer que cualquier poder que pueda tener, no es suyo, sino del Señor que lo da… Vea cuán grande es la ayuda de Dios, y cuán frágil es la condición del hombre que de ninguna manera podemos cumplir esto, que no nos arrepentimos, a menos que el Señor primero nos convierta… Cuando [Jesús] dice: ‘Ningún hombre puede venir a Mí’, rompe la orgullosa libertad del libre albedrío; porque el hombre no puede desear nada, y en vano se esfuerza… ¿Dónde está el jactancia orgullosa del libre albedrío?… Oramos en vano si el poder de esto está en nuestra propia voluntad. ¿Por qué deberían los hombres orar por eso, si el Señor es quien tiene eso en el poder de su propia voluntad?”.

Agustín (370 DC): “La fe misma debe atribuirse a Dios… La fe es un don. Estos hombres, sin embargo, atribuyen la fe al libre albedrío, por lo que la gracia se entrega a la fe, no como un regalo gratuito, sino como una deuda… Deben dejar de decir esto”.

5.- PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

Clemente de Roma (69 DC): “Es la voluntad de Dios que todos los que Él ama, participen del arrepentimiento, y así no perezcan con los incrédulos. Él lo ha establecido por Su voluntad todopoderosa. Pero si alguno de los que Dios quiere que participe de la gracia del arrepentimiento, después debe perecer, ¿dónde está su voluntad omnipotente? ¿Y cómo se arregla y establece este asunto con esa voluntad suya?”.

Clemente de Alejandría (190 DC): “Tal alma [de un cristiano] nunca se separará en ningún momento de Dios… La fe, digo, es algo divino, que no puede separarse por ninguna otra amistad mundana, ni disolverse por el miedo actual”.

Tertuliano: “Dios no permita que creamos que el alma de cualquier santo puede ser arrastrada por el diablo … Porque lo que es de Dios nunca se extingue”.

Agustín: “De estos creyentes, nadie perece, porque todos fueron elegidos. Y fueron elegidos porque fueron llamados según el propósito; el propósito, sin embargo, no es el suyo, sino el de Dios… La obediencia es el regalo de Dios… A esto, de hecho, no podemos negar, esa perseverancia en el bien, progresando incluso hasta el final, es también un gran regalo de Dios”.

(Bibliografia de referencia: la lista de las citas fue copiada literalmente de una publicación de «Respuestas al Arminianismo» (Facebook 20 mayo 2018). Solo ha sido cotejada para la presentación en este blog.)