Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré mas ...

Cuando el Espíritu Santo inspiró a David a escribir las palabras de Salmo 51:7 lo estaba conectando con otros momentos importantes de la Escritura, los cuales encierran un mensaje tremendo para comprender el bautismo cristiano:

1) Cuando Dios mandó a esparcir la sangre del cordero pascual en los dinteles de los hogares hebreos en Egipto, les dijo que usaran un hisopo** (Exodo 12:22)

2) Cuando Moises confirmó el Pacto en el monte Sinaí con el pueblo que salió de Egipto, uso un hisopo** para rociar la sangre sobre la Ley, los utensilios y el pueblo mismo (Exodo 24 y Hebreos 9:19)

3) En las ordenanzas que Dios dio a los sacerdotes y levitas para las purificaciones del pueblo, y las ceremonias les dijo que usaran un hisopo** para esparcir el agua o la sangre:
«…y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro.» (Números 19:18)

Entonces, cuando David clama a Dios que lo purifique con hisopo, todas estas cosas estan implícitas en ese clamor. David no le dijo a Dios: «sumérgeme en un estanque y sere limpio» sino que le dijo: PURIFICAME CON HISOPO Y SERE LIMPIO, lo cual evidentemente implica que esa purificación era con aspersión y/o rociamiento del agua, tal como Dios mando a hacerlo, no con una inmersión o sumergimiento en ella.
Entonces, si el bautismo cristiano, de forma figurada y representativa es un lavamiento, una purificación, ¿como va a ser por inmersión y no por rociamiento del agua?

(HISOPO** planta pequeña de tallos muy vellosos que crece entre las piedras y paredes, por mandato de Dios, se usaba un manojo de ella para esparcir el agua o la sangre en las purificaciones y ceremonias del AT.)

FG/2020

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