EL SUEÑO MILENARISTA

La palabra Milenio solamente aparece una vez en la Biblia en el libro de Apocalipsis para referirse al reino mediador del Mesías. Como bien sabemos, el libro de Apocalipsis está lleno de símbolos numéricos y enigmas en palabras, alegorías y metáforas que no se pueden tomar de manera literal. Bajo la comprensión de que el milenio es el Reino mesiánico, no cabe duda de que Jesús fue coronado como Rey en su ascensión y en su sesión junto al Padre en el trono eterno prometido a David establecido en los cielos, por lo cual se entiende que ese milenio ya comenzó y que será consumado en el día de su segunda venida, para así dar paso al “siglo venidero” donde no habrá muerte, ni pecado, ni diablo, ni injusticia, ni enfermedad, ni se casarán ni se darán en casamiento, donde es imposible la convivencia de personas con cuerpos glorificados y otros con cuerpos corruptibles y mortales, y donde además se cumplirá en plenitud la profecía que dice que entonces “su reino no tendrá fin”.
Tanto el postmilenalismo como el dispensacionalismo caen en el mismo error de interpretar de manera literalista a los profetas de la antigua dispensación. La única diferencia radica en la ubicación en el tiempo de esa “edad de oro”, en la que los postmileniales la ubican ANTES de la Parusía y los dispensacionalistas DESPUÉS de la Parusía. Ninguno entiende que bajo la interpretación espiritual de los textos sagrados, confirmada por los escritos apostólicos neotestamentarios, esa “edad de oro” comenzó con la resurrección de Cristo y el establecimiento de su reino de gracia, y será consumado en el día de su segunda venida y su reino de gloria.
La edad de oro no consiste en prosperidad económica, una justicia casi universal, la desaparición de las guerras y conflictos, avance de la ciencia o políticas sujetas a la ley de Dios. Eso es lo que los reformadores llamaron sueños de judíos, que siempre vieron el reino de Dios como una realidad terrenal y material, y que además fue el motivo por el cual le dieron muerte al Mesías, por no satisfacer dicho sueño.
La llamada “edad de oro” puede ser considerada como la “gloria postrera” que anunció el profeta Hageo con el comienzo del nuevo pacto sobre la obra consumada de Cristo hasta el día de su segunda venida. Esta edad dorada, reino mesiánico, era evangélica, gloria postrera, etc., también es el año de jubileo o agradable del Señor que anunció el Mesías cuando leyó las Escrituras en la sinagoga y que culminará con el día de la venganza de nuestro Dios. Cuando llegue ese día se acabará este siglo, vendrá la regeneración de todas las cosas y pasaremos al cielo y tierra nuevos del siglo venidero donde ya no habrá más llanto, ni pecado, ni muerte, ni dolor, ni diablo, sino que todos esos enemigos serán destruidos debajo de los pies del Mesías.
En conclusión, el postmilenialismo es un “hijo no deseado” del amilenialismo mezclado con el milenarismo dispensacionalista, aunque con diferente ubicación en el tiempo y la misma visión terrenal y materialista del Reino.
Juan Sanabria Cruz
Presbítero reformado