quesoCasi nunca falta en nuestra mesa. Desde muy chico siempre me ha gustado el queso. Soy quesero por naturaleza. Como postre acostumbrado, saque un queso, y comence a degustarlo. Mi esposa me pidio un pedazo. Corte su porcion, y le pedi a mi pequeña Yeni que le llevara el pedazo de queso a su mama, no sin antes  pedirme uno para ella. Volvi a usar el cuchillo y corte otra porcion. Cuando Yeni llevaba el trozo de queso a su mama, vi un detalle que me llamo la atencion: en el trayecto hacia su mama, la niña estaba comparando los dos trozos de queso, y cambio el que yo le di a ella, por el que le di a su mama, que era mas grande, ¡increible! ¡tiene dos años y medio!!!

Aunque quizas uds. esten esbozando una sonrisa por la picardia de mi pequeña, es un asunto mas profundo. Son las consecuencias del pecado en ella. Es el legado de Adan que heredo a traves de mi. Poco a poco a medida que crecemos cada uno de nosotros tenemos nuestro propio Eden, nuestra propia rebeldia contra la santidad, y la voluntad de Dios. Nuestro orgullo y egoismo afloran en nosotros apenas siendo infantes. Aun cuando muchos creen que en el hombre hay algo bueno, la palabra de Dios nos dice que fuimos concebidos en pecado, desde la coronilla de nuestras cabezas, hasta la planta de nuestros pies, todo es corrompido. Eso tiene su consecuencia, y de eso nos vino a librar el Señor. El ha curado nuestras heridas, nos ha vendado, y nos ha suavizado nuestra dura llaga con aceite fresco. Somos liberados de la culpa y del poder del pecado. Aun cuando todavia estamos expuestos a ello, Dios ha puesto su Espiritu en nosotros para que no hagamos cuantas cosas malas nuestro «viejo hombre» deseara hacer. Ahi esta el vigilante de nuestras almas dispuesto a no dejar atacar nuestro ser por los embates del Enemigo de los cristianos, que trata siempre de seducir nuestra carne con los cantos de sirena de la concupiscencia. El dintel y los postes de nuestras vidas han sido marcados con la sangre preciosa del Cordero, y el angel de la muerte pasara de largo. No podemos ser tocados por el poder del pecado, por el aguijon de la muerte. Hemos vencido la tumba porque nuestro Hermano mayor resucito de la muerte, y esta sentado a la diestra del Padre abogando por nosotros. Nuestra habitacion temporal se hace mas llevadera por la esperanza de que El fue a preparar nuestra morada eterna.

Nuestro agradecimiento al Señor por librarnos del azote del pecado debe ser expresado en un canto diario de alabanza y adoracion, como dice la Palabra, con un espiritu afable, no con los adornos de una religiosidad impuesta que tiene en sus manos un manual de conducta.