Existe dentro del ámbito teológico el debate de si el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto son diferentes en esencia, y solo cambia en las formas, o si son esencialmente distintos o incluso antagónicos entre sí.
Las iglesias Bautistas particulares, también llamadas “reformadas”, creen que son esencialmente distintos y se adhieren al pacto conocido como Federalismo. A diferencia de ellos las Iglesias Cristianas Reformadas nos suscribimos a la Teología del Pacto redactada durante la Reforma y entendemos que es el mismo y único Pacto de Gracia, pero con formas distintas de administración. El antiguo bajo figuras y el nuevo bajo realidades.
Para los Bautistas particulares “reformados” el Antiguo Pacto fue un pacto de obras en donde único está presente la ley, y creen que la gracia solo está en el Nuevo Pacto.
Los cristianos reformados entendemos que en el Antiguo Pacto Dios dispensa su gracia a pesar de la promulgación de la ley, y Cristo está igualmente presente aunque aún no había sido encarnado.
En la Teología Reformada se entiende que en el Pacto Sinaítico se ratifica la ley y el pacto de obras dado a Adán, y a la misma vez se dispensa la gracia, y es vástago del Pacto de Gracia.
El apóstol Pablo en 1 Co 10 habla de la presencia del Cristo pre-encarnado en el pueblo de Israel, de donde ellos también «comieron y bebieron».
1 Corintios 10:1-4
[1] Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar;
[2] y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
[3] y todos 
comieron el mismo alimento espiritual,
[4] y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.
En el texto citado el apóstol Pablo afirma que el Cristo pre encarnado estaba dispensando su gracia al pueblo del Antiguo Pacto dándoles la misma comida y bebida espiritual que a nosotros.
Curiosamente parece que el apóstol hace una vinculación entre el pueblo del Antiguo Pacto con los del Nuevo Pacto al mencionar que ellos, bajo figuras, probaron los mismos sacramentos que nosotros en la nueva dispensación haciendo mención del bautismo (en la nube y el mar), y también la comida y la bebida, posiblemente teniendo en mente la Cena del Señor. Es como si dijera que todo es lo mismo en esencia aunque distinto en sus formas externas. Además los toma a ellos como ejemplos para nosotros y para que no imitemos sus malas conductas como personas que han participado de lo mismo EN ESENCIA.
1 Corintios 10:11
[11] Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
Sobre el pacto de gracia en la antigua dispensación el capítulo 7 de la Confesión de Westminster dice:
Capitulo 7: Del Pacto De Dios Con El Hombre
V. Este PACTO (observe el singular) era ministrado de un modo diferente en el tiempo de la ley y en el del Evangelio. Bajo la ley se ministraba por promesas, profecías, sacrificios, la circuncisión, el cordero pascual y otros tipos y ordenanzas entregados al pueblo judío; y todos señalaban al Cristo que había de venir, y eran suficientes y eficaces en aquel tiempo por la operación del Espíritu Santo, para instruir y edificar a los elegidos en fe en el Mesías prometido, por quien tenían plena remisión de pecado y salvación eterna. A este pacto se le llama el Antiguo Testamento.
La confesión de Westminster no habla de dos pactos distintos sino de dos formas de administración conocidos como Antiguo y Nuevo Testamento.
Tendemos a confundir la ley con el pacto Sinaítico pero esto no es así. El Pacto Sinaítico (mosaico) no era un pacto de obras. No tenía la intención de enseñar a los antiguos israelitas una manera de alcanzar la justicia o la justificación por méritos humanos o por esfuerzos humanos para guardar la ley. Como el pacto que Dios hizo con Abraham y los otros patriarcas, también era un pacto de gracia. De hecho, aunque demanda obediencia, no son un camino para obtener la salvación sino más bien un estilo de vida para que los redimidos vivan mediante la gracia y el poder habilitadores de Dios.
Cuando Dios entrega Su Ley en Éxodo 20 se dirige a un pueblo YA REDIMIDO, y no sin sangre, sino recordando al cordero pascual –por el que la muerte pasó de largo– y su salida de la esclavitud, sin méritos humanos. No entrega su ley PARA salvarlos sino PORQUE ya los rescató y siendo ahora Su Rey tiene derecho legítimo a pedir obediencia. No hay pacto de obras.
La epístola a los Hebreos nos habla de ambos pactos y sus diferencias sobre la forma de administración, dando a entender que el Antiguo Pacto era “defectuoso” y esperaban uno mejor con mayores y mejores promesas. Esto ha hecho pensar a algunos estudiosos que los dos pactos son distintos no solo en las formas sino también en su esencia, pero no es lo que dice el autor.
Entonces, ¿En qué consistían las deficiencias del viejo pacto y la necesidad de nuevo? ¿No estaba presente la gracia en la antigua dispensación?
Las deficiencias del Antiguo Pacto las podemos resumir en cuatro puntos fundamentales:
Estaba ministrado bajo un sacerdocio humano (levitas) compuesto por pecadores mortales que apuntaba a la necesidad de un sacerdote absolutamente justo, eterno y que no necesitase sucesión.
Los sacrificios de animales otorgaban un perdón temporal y había expiación, pero cada vez que se cometían nuevos pecados eran necesarios nuevos sacrificios. Esta deficiencia apunta a la necesidad de un sacrificio mayor, que no solo otorgue la remisión sino que remueva el poder del pecado y que sea visto ante los ojos de Dios como un sacrificio perfecto y eterno.
En tercer lugar, había una deficiencia respecto al culto y al templo, ya que Dios moraba entre ellos al ser invocado en el lugar de culto, mientras que en el Nuevo Pacto el templo como edificio deja de ser el centro del culto y éste viene a ser reemplazado por cada adorador que es constituido templo del Espíritu Santo.
Sobre esto es imprescindible mencionar a Cristo como el Templo o Tabernáculo perfecto de Dios que vino para habitar entre los hombres. Dios habita en su Templo, es decir, Cristo, «y en él habita corporalmente la plenitud de la Deidad» (Col 2.9). La idea de un tercer templo judío para volver a los rituales de la antigua dispensación es un desprecio a la obra de Cristo, su sacerdocio eterno, su sacrificio eterno y un rechazo de Cristo como el verdadero Templo de Dios del que el antiguo era solo una figura.
S. Juan 1.14 (BTX)
[14] Y el Logos se hizo carne, y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos su gloria (gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
S. Juan 2. 19-21
[19] Respondió Jesús, y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
[20] Dijeron entonces los judíos: Durante cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?
[21] Pero Él hablaba del templo de su cuerpo.
Apocalipsis 21:22
[22] Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
Otra deficiencia era la expresión externa de la ley escrita en piedra pero no guardada en el corazón. Sin embargo hay que decir que los que fueron tras la fe recibieron, al igual que nosotros, la ley impresa en sus corazones, y gozaron, al igual que nosotros, del nuevo nacimiento bajo la nomenclatura de «circuncisión del corazón».
Salmos 40:8
[8] El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
Deuteronomio 30:6
[6] Y circuncidará el SEÑOR tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
A los que habían recibido el sacramento en la infancia se les exigía en la adultez producir los frutos del mismo. A los que recibieron la circuncisión externa se les exigió a la edad de conocimiento la circuncisión del corazón. También ahora, bajo esa misma esencia pactual, la Iglesia Neotestamentaria, que administra el bautismo a los niños, exige en su adultez el bautismo con el Espíritu regenerador (cf Tito 3.4-5), por lo cual deben producir el fruto del Sacramento sin necesidad de repetirlo.
Deuteronomio 10:16
[16] Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
Jeremías 4:4
[4] Circuncidaos al SEÑOR, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.
Los que en la antigüedad recibían el fruto del Sacramento no sólo eran parte de la Iglesia Visible sino que pasaban a ser parte de la Iglesia Invisible mostrando evidencias de conversión. Igualmente ahora, bajo la nueva dispensación, todo aquel que recibe el lavamiento interior que le conduce al arrepentimiento representado en su bautismo infantil pasa de pertenecer a la Iglesia visible para pertenecer a la iglesia invisible. La circuncisión y bautismo externo nos introduce en el pueblo del pacto como Iglesia Visible. La circuncisión del corazón y el bautismo interior del Espíritu sella el pacto en nosotros agregándonos a la Iglesia Invisible, compuesta solamente por los elegidos.
Con lo cual, volviendo a lo que dije al principio, el Pacto es el mismo en esencia aunque cambia en los modos y formas externos.
Para aquellos que solo reciben el sacramento, pero no la realidad del signo, su circuncisión solo vino a ser una no circuncisión, y su bautismo, bajo el Nuevo Pacto, viene a ser un no bautismo y solo estuvieron presentes dentro de la Iglesia Visible pero sin ser salvos.
Romanos 2:25
[25] Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.
Estas personas estaban comprendidas dentro del Pacto, pero el Pacto y su realidad espiritual nunca fue sellada en sus corazones.
Serían, en palabras del apóstol Pedro, hijos del pacto que Dios hizo con sus padres.
Hechos 3:25
[25] Vosotros sois los hijos de los profetas, y del PACTO QUE DIOS HIZO CON NUESTROS PADRES, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
IGLESIANDO 