
LAS «NOVEDADES» DEL ACTUAL PREMILENIALISMO DISPENSACIONALISTA.
Cualquier resumen que hagamos del premilenialismo actual, y luego lo comparemos con los premilenialismos que le precedieron, nos descubre las abismales diferencia que median entre ellos. Floyd E. Harmilton hizo un resumen de diez puntos que, en síntesis, recoge objetivamente las «novedades» del dispensacionalismo en el campo de
interpretación profética:
1) La segunda venida se convierte en una esperanza doble: se divide
en dos partes:
a) Cristo vendrá por la Iglesia, en secreto y visiblemente, al comienzo de la supuesta diferida semana setenta de Daniel 9.
b) Cristo vendrá con la Iglesia, siete años más tarde por lo menos, en una venida que conocia a Israel y al mundo.
En resumen: una segunda y una tercera venidas de Cristo.
2) En la resurrección de los justos de todas las edades, los redimidos que estén vivos serán arrebatados para subir a estar con Cristo y
participar e las bodas del Cordero durante siete años. La mayoria de autores dispensacionalistas sostiene que este arrebatamiento será en secreto.
3) La Iglesia escapará a la «gran tribulación» que sobrevendrá bajo la égida del Anticristo (unos pocos dispensacionalistas creen que la Iglesia tendrá que pasar también por esta tribulación final; —son postribulacionistas
—, siendo arrebatada arriba luego).
4) El Espíritu Santo será quitado del mundo en la segunda venida, es decir, en el momento del «arrebatamiento». Entonces los judíos que
moren en Palestina seguirán en incredulidad, aunque un remanente permanecerá fiel al Señor y predicar el Evangelio del Reino (no el
Evangelio de la era cristiana. Scofield llega a enumerar hasta cuatro Evangelios, o cuatro «formas del Evangelio», en su Biblia, nota a
Apocalipsis 14:6) durante la segunda mitad de aquella semana.
5) Después de los siete años los mártires de dicha tribulación serán resucitados (ellos no forman, sin embargo, parte de la Iglesia).
6) Se librará la batalla de Armagedón, en la que se enfrentarán los creyentes gentiles en contra del Anticristo y sus huestes. Cristo aparecerá con su Iglesia, hará el juicio para separar las ovejas de los cabritos (sobre la base del trato que las naciones hayan dado a los «hermanos de Cristo»: los judíos, según dicen los
dispensacionalistas). Entonces el remanente vivo y las «naciones» gentiles inaugurarán el milenio con cuerpos no glorificados.
7) Los judíos mirarán a Cristo y serán salvos. También ellos entrarán en el milenio con cuerpos no glorificados.
8 ) Durante mil años el reino pertenecerá a los judíos, y serán ellos quienes dispondrán de toda autoridad y poder en la tierra, ejerciendo
una hegemonía total sobre todos los pueblos.
El templo será reconstruido, y los sacrificios levíticos restaurados de nuevo en Jerusalén. El pecado será castigado con mano firme; habrá
una represión simbolizada por el látigo de hierro que define la normativa con la que serán regidas las naciones.
9) Satán, que había sido atado al término de los siete años, será desatado al final del milenio. Reunirá a los pueblos para la rebelión
final, pero será destruido por fuego. Viene luego el juicio del gran trono blanco y el establecimiento del Reino eterno.
10) La relación entre la Iglesia glorificada y la tierra no queda clara, pues han existido gran diversidad de opiniones. Algunos dicen que la
Iglesia participara en el milenio, pero la mayoría se inclina por creer que su hogar está en los cielos, aunque puede hacer visitas a la
tierra.
EL MILENIO DISPENSACIONALISTA SERÁ UN REINO JUDÍO.
En el esquema que precede es evidente que los judíos ocupan un lugar prominente. Todas las profecías les tienen por objetivo. El milenio será un reino judío. Lo que tiene que pasarles a ellos es lo que ocupa mayormente a los profetas y a las porciones proféticas del
Antiguo Testamento, así como la mayor parte de los Evangelios y otros escritos novotestamentarios. Si hacemos la cuenta, nos percatamos de que, según el esquema dispensacional, hay más páginas bíblicas para los hebreos que para la Iglesia cristiana. Pero el caso es que, según este esquema, ni siquiera los judíos que vivan en el milenio serán regenerados. En fin de cuentas, todo ello es el
resultado de un literalismo extremo en conexión con el reino judío, identificado con el Reino del Mesías. La Iglesia es, siempre, un
capitulo aparte. C. C. Ryrie afirma: «…lo que hace a la Iglesia distinta, y no un Israel espiritual… Los redimidos en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia de esta dispensación, son la continuación de la linea de redimidos de otras edades, pero forman un grupo distinto en la Sión Celestial.» Ryrie cita seguidamente Hebreos 12:22-24, que bien leído y a tenor de una exégesis seria, dice precisamente lo contrario de lo que él pretende afirmar en su defensa del dispensacionalismo. Pero, en esto como casi en todo. Ryrie sigue a Scofield.
Tal vez el lector, como yo, no había pensado nunca que Dios pudiera hacer tales discriminaciones, o muros de separación, en la eternidad. Para mí, tal idea es del todo inaceptable. Pero veamos qué es lo que afirma el mismo autor: «Si el énfasis dispensacionalista en la distintividad de la
Iglesia parece resultar en una «dicotomía», dejémosle estar en pie mientras sea resultado de una interpretación literal.» En otras
palabras, la interpretación literalista lo justifica todo. Al literalismo le está permitido todo, aunque llegue a conclusiones que chocan con la analogía de la fe y el consenso general del mensaje bíblico.
Mas, como ya indicamos, todos estos elementos genuinamente dispensacionalistas de la nueva manera de interpretar las profecías se apoyan, sobre todo, en una visión futurista del cumplimiento profético. Es decir: los grandes eventos profetizados se cumplirán al
final, sin excepciones. Todo es para el final, luego que la Iglesia haya desaparecido del escenario terrestre. Es el esquema de los jesuítas Ribera, Bellarmino y Lacunza que sirvió a la Contrarreforma y que los dispensacionalistas toman prestado de ellos.
_____________
JOSÉ GRAU, «Escatología, final de los tiempos», Ed. Clie, Barcelona, España.