«Gracias a Dios ya se nos va acabando la euforia de la saturnalia romana y a la que los profanos llaman «navidad de Cristo», pero aún no es el final, aún nos queda la festividad de fin de año y la entrada del nuevo año.
Muchos le hablan al año como si éste fuese una persona y se preguntan qué pedirles al año nuevo, como si el año en sí mismo tuviese capacidad de pensar, sentir u obrar ¿A qué se debe esto?
Los romanos tenían otra deidad que representaba el pasado y el futuro, una divinidad a la que llamaban JANO, de ahí su etimología en inglés «January», de donde toma nombre el mes de Enero en el castellano.
Obviamente este dios quedó en el baúl de los recuerdos y nadie rinde culto directo a esta falsa deidad en la actualidad, pero sus malas costumbres y ritos quedaron plasmados en nuestra cultura anticristiana, a la que por cierto hay que culturizar con una visión o cosmovisión correcta del Reino del Mesías. No se trata de sincretizar, ni de poner remiendos nuevos sobre trapos viejos -como ya se hace con la falsa navidad- sino de destruir completamente todo lo que es propio del paganismo para construir una sociedad donde se haga palpable el Reino de Cristo.
Los paganos antiguos, al igual que en la actualidad, hacían todo tipo de rituales y actos supersticiosos para ver cómo les iría en el nuevo año o para que les fuese de la manera que ellos esperaban. Esto en un mundo sin Dios y sin esperanza es de lo más normal, aunque no hay justificación alguna y menos ante los ojos de Dios. Unos usan ropa interior roja, otro las uvas de la suerte, otros el champán, otros van al mar y hacen baños rituales de limpieza, y dependiendo de cada país y cultura harán mil cosas distintas.
Satanás, el padre de toda mentira, sabiendo que tiene al mundo gentil bajo su engaño se ha ensañado con la iglesia, especialmente ahora que la Venida del Señor se acerca y con ella su destrucción ¿De qué manera sutil ha querido introducir sus supersticiones en la iglesia?
Desgraciadamente vemos en las iglesias «cristianas» una especie de brujería y adivinación completamente opuestas al Cristo y al Espíritu de los Evangelios. Encontramos que muchos se reúnen a orar a las 12’00 en punto, como si orar en otro momento careciese de «poder» o fueran oraciones ineficaces. Otros entran en guerras espirituales terribles con un pánico propio de incrédulos ante el nuevo año para que Dios les proteja de los futuros ataques de diablo que consideran «omnipotente». Hay velas, bullicios, llantos, gritos, frenesí y todo tipo de desorden más propio del culto a los baales durante los tiempos de Elías que del culto regulado por el Dios vivo y verdadero ¿No hacen esto los paganos con otras maneras y formas pero con el mismo espíritu? Se acercan a las iglesias buscando a sus profetas o apóstoles de turno para que les digan qué les va a acontecer durante el nuevo año como si se tratara de una especie de adivino o astrólogo, o una especie de «horóscopo cristiano», entrando así en un juego tan peligroso en el que el espíritu operante no es otro que el mismo espíritu del maligno que ahora opera en los hijos de desobediencia. Les intriga el futuro y quieren descorrer el velo para saber qué les acontecerá, como si Dios no fuese Señor del 2017 y tuviese todo bajo su control absoluto. Se acercan a Dios con reclamos como si Éste fuese el genio de la lámpara concediendo deseos a niños caprichosos. Para ninguno de estos «cristianos» la Biblia es suficiente ¿Cómo podemos llamar a todo este tipo de actos, ritos y formas de culto sino «brujería cristiana»? Quieren saber cómo le irán los negocios, si su familiar enfermo sanará, si deben cambiar de domicilio, si se casarán o si los asuntos que tienen en litigios les serán resueltos.
Pocos piensan en que Dios hará lo que quiera hacer, que su voluntad es perfecta, que las cosas ocultas son de su incumbencia exclusiva y que a nosotros solo nos corresponde tomar la cruz de Cristo y seguir adelante hasta alcanzar la gloria.
¿Quieres saber lo que te depara el 2017 como cristiano? Te esperan tentaciones, pruebas, adversidades, oposición y aflicciones por causa de Cristo si verdaderamente eres su discípulo y llevas Su Palabra. Pero en todo esto la gracia de Dios estará sobre ti para que puedas resistir y mantenerte firme para que hagas Su Voluntad.
Tu voluntad, tus deseos, tus anhelos no son importantes. Tu felicidad tampoco. Cristo no vino al mundo para ser feliz sino para hacer la voluntad del Padre que le había enviado y tú debes mirarlo como lo mira Cristo, pues para eso eres un seguidor/a suyo. Si Cristo hubiese buscado la felicidad personal no hubiese muerto en la cruz y no habría salvación para el pecador. Tampoco vino para hacerte feliz a tí sino para sacarte de la inmundicia y hacerte santo por su sangre derramada.
Dijo Martin Luther King que no estamos aquí para ser felices sino para hacer la voluntad de Dios por encima de todas las cosas, pase lo que pase y cueste lo que cueste ¡Ese es el Espíritu del Evangelio! Huye de los profetas susurradores, de los pastores halagüeños, de los labios lisonjeros…¡Parate firme, toma tu cruz y lleva con la cabeza alta los oprobios de Cristo! Recuerda que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la Gloria venidera que ha de manifestarse en los que son de la fe de Jesús, y recuerda que esa Gloria no es aquí sino en la ciudad celestial, la que ya se aproxima junto al Gran Rey. Huye de esos «cultos de adivinadores», no vayas tras hombres iluminados ni tras profetas falsos que engañan al pueblo de Dios prometiendo paz y prosperidad o regalando ministerios a diestro y siniestro. Acude con un corazón contrito ante el Dios Todopoderoso, el cual, hasta ahora, permanece sentado en su Trono de Gracia para darte Su socorro. Cristo es suficiente. Su Palabra es suficiente. El Señor Viene Pronto. Amén!»
(el Pr. Juan Sanabria es pastor de la Iglesia Cristiana Reformada en Gran Canaria, Islas Canarias)