jerusalemSentado en el banco de la iglesia bautista donde pertenecía escuchaba los testimonios de un grupo de hermanos que recién habían viajado a la Tierra Santa con la pareja pastoral.

Me gusta leer entrelineas, no lo puedo evitar, y allí estaba yo buscando cosas entre expresiones normales de un viaje turístico como las picadas de mosquitos, y el cansancio por tanto caminar. Todos los turistas eran hermanos de la iglesia, guiados por el pastor. De pronto entre picadas de mosquitos, y tobillos inflamados escucho algunas cosas que me hicieron regresar un grupo de neuronas que ya habían pasado de largo.

«cuando uno esta allí siente una cosa en el cuerpo….algo….» «…entramos al Río Jordán todos vestidos jerusalem3con túnicas blancas y el pastor nos bautizo a todos en el río, (según la expresión de la cara de la hermana que tal parecía que con las túnicas blancas ya ella creía que estaba en la Jerusalem celestial…) y nos dieron un certificado de bautismo, cuando uno esta metido en esa agua, allí donde Jesús se bautizo….uno siente algo especial….» «….fuimos al muro de los Lamentos, y escribimos peticiones especiales en papelitos que enrollamos y metimos entre las piedras del muro….» «….yo tome un poco de tierra de Belén y la traje en una bolsita, la tengo en casa…» «…yo recogi una piedra del Mar Muerto y la tengo en mi escritorio…»

Cada día la adicción por los viajes a la Tierra Santa aumenta entre evangélicos. Hay quienes regresan de un viaje y ya están planificando el próximo, a veces en el mismo año, pero en el viaje no esta en el problema sino en el viajero y sus «experiencias».

Estoy viendo un neofetichismo evangélico en muchos de los viajeros a Tierra Santa. Rollitos de papel metidos en el muro de los Lamentos con peticiones especiales a Dios, rebautizos en el río Jordán con certificado y todo, bolsitas de tierra de Belén, piedras del mar Muerto…..hmmmmmmmmm, cuidado!!

El fetichismo es la antesala de la idolatría. El que toma un objeto en su mano creyendo que tiene algún poder sobrenatural o de bendición sobre su vida, esta a punto de doblar sus rodillas ante el.

Para mi seria emocionante ir a Israel, pero yo no me bautizaría en el río Jordán porque recuerdo con emoción mi bautizo en la iglesia de Cienfuegos, Cuba el 15 de diciembre de 1979. Yo no lo cambio por el bautizo del río Jordán, porque esario jordan agua no fue la que bautizo al Señor…..los ríos corren….y ya esa agua se fue. Bautizarme en el río Jordán me haría cometer un tremendo error doctrinal (el rebautismo) el cual muchas iglesias lo practican como si fuera muy bíblico. No tengo que ir al muro de los Lamentos a ponerle oraciones a Dios en rollitos de papel como si fuera Santa Claus. Lo peligroso de la bolsita de tierra de Belén es que nadie sabe si a escondidas alguien se la ponga en el pecho para que le de bendición, o la ponga en el piso y se arrodille delante de ella a pedirle por salud.

Estamos en presencia de un neofetichismo evangélico premezclado con turismo que en nada compite contra las reliquias romanistas que van desde supuestos pedazos de la cruz de Jesús, pedazos de los clavos, pedazos del manto. La sonrisa y la cabeza en movimiento «SI» del pastor me comprobaron que el compartía toda aquella experiencia turístico – espiritual. Eso hizo que dos grupos de mis neuronas chocaran entre si, donde creo algunas salieron heridas.

Cuando casi me estaba recuperando del anterior accidente neuronal, vino lo ultimo, que fue casi un colapso de mi trafico cerebral: la esposa de un diacono de la iglesia dijo: «…para mi la Biblia no era naaaaaaaaaada…..estaba ahí tirada, yo no la miraba……y cuando llegue a Israel la Biblia me comenzó a hablar, sentí algo…….algo diferente……» Esta hermana paso la clase de bautismo, venia todos los domingos a la Escuela Dominical, y ¿entonces….? ¿la Biblia no era nada? ¿tuvo que ir a Israel para que la Biblia le hablara y entenderla?

El hombre es fetichista por naturaleza. Le gustan los objetos. Esta nueva modalidad de idolatría evangélica esta plagando nuestra membresia y creo que es tiempo que los pastores, ministros y lideres aclaren estos puntos entre el grupo de nuevos peregrinos a Tierra Santa. Yo no tengo que ir a Tierra Santa para sentir «…algo…» porque tengo al Espíritu Santo habitando en mi. «SENTIR ALGO…» es una frase muy imprecisa para un verdadero cristiano. No encuentro ningún rastro en la Biblia donde Dios haya dicho ¡Sientanme! El evangelio bíblico que predica y enseña los hechos poderosos, históricos y reales de Dios en el mundo esta siendo suplantado por un evangelio sensorial. Muchos asisten a las iglesias buscando sentir «algo» diferente, y lamentablemente terminan sintiendo ese «algo». El evangelio de Cristo, aunque transformador no se basa en las emociones, ni en las experiencias que sientan los hombres. El evangelio de Cristo no es «algo», es ¡poder de Dios para salvación a todo aquel que cree!

Señor, preserva mi mente para que un día yo, negligentemente, no haga un fetiche religioso de cualquier objeto. Ayúdame a permanecer en la sencillez y la profundidad de tu Evangelio histórico, real y poderoso. Aclara la mente de cualquiera de mis hermanos que se haya dejado llevar por una costumbre tan peligrosa.

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