Es la peticion de la Esposa y del Espiritu en el libro de Apocalipsis, y tambien son las palabras finales de Juan al terminar ese libro, (Apocalipsis 22: 17, 20). Se ha utilizado mucho en mensajes sobre la situacion dificil del mundo de nuestros dias, como expresion verbal del anhelo de todo cristiano de que termine esta angustia y el Señor venga con su perfecta Justicia.
Pero yo creo que la frase merece ser extendida tambien al campo de la iglesia. El abuso de poder de parte de pastores, lideres, y personajes religiosos tambien han hecho exclamar a mas de un cristiano, «…si, ven, Señor Jesus…» Ya no solo es en el mundo sino tambien en la iglesia donde los creyentes sufrimos oprobios, calumnias, persecusion, intromision en nuestras libertades, manipulacion, marginacion, donde somos blanco de los sentimientos revanchistas de aquellos que tienen la autoridad eclesiastica, poder que les ha sido dado por el mismo Señor no para hacer eso, sino para cuidar, proteger, enseñar, y guiar a las ovejas del rebaño del Señor.
Mientras el Señor regresa a que esos lideres le rindan cuenta de como han llevado el rebaño, muchas ovejas han sido blanco de los abusos de poder de los pastores del rebaño. Muchos creyentes han tenido que abandonar sus congregaciones amadas, salieron sin saber a donde ir, porque prefieren eso a formar parte de una hostilidad y una guerra fria con el pastor o con algunos lideres. Han salido a merced de los lobos, para no oir mas desde el pulpito calumnias, amenazas, y alusiones personales que tratan de pasar por anonimas pero todos saben que tienen nombre y apellidos. Se dice desde el pulpito lo que no se tiene el valor de decir frente a frente en privado. Muchas lagrimas se han derramado porque en nombre de Dios se ha ultrajado a las ovejas de su rebaño, pero no son muchas las iglesias donde se llora con los que lloran. Aunque quizas nunca se oiga, hay un clamor que sube hasta el trono de Dios proveniente de los corazones de hermanos que desde su aposento secreto encomiendan su causa al Señor porque estan sufriendo en el mundo, y tambien en la iglesia. Aunque muchos personajes religiosos no lo tomen en cuenta, ese clamor intimo de los hijos de Dios, es un grito de angustia que dice, «…si, ven, Señor Jesus, porque la iglesia ya no es un lugar seguro para tus hijos….»
Hace miles de años, cuando el pueblo de Dios estaba esclavizado en Egipto, dice la Palabra de Dios que el clamor de angustia de ese pueblo subio hasta el trono de Dios y El lo escucho. (Exodo 3:7-9). Israel fue liberado de su angustia, y de quienes los oprimian, porque Dios escucha el clamor de sus hijos.