irma2Mientras escribo estas letras, escucho a cada momento, por todos los medios, las opiniones de los expertos y los pronósticos. No se habla en Miami de otra cosa que del huracán Irma. ¡Ni siquiera se habla de Donald Trump! Se avecina un huracán, categoría 5, la mayor de la escala Zaphir-Simpson, con vientos que superan las 180 millas por hora. Según las estadísticas, el huracán mas grande y mas poderoso de la historia de los huracanes en esta parte del Atlántico. Se llama Irma. Es un nombre de origen germánico, que significa «que se consagra a Dios» o «aquella con gran fortaleza». Lo de consagrada a Dios tiene mucha tela para hablar de eso. Lo de gran fortaleza es cierto. Es una tormenta con gran fortaleza. El significado del nombre da para pensar un poco, pero no es mi propósito eso ahora, sino pensar sobre estos desastres naturales como una muestra, un atisbo, un adelanto de los juicios de Dios sobre los hombres y los países, y a la vez analizar la actitud del pueblo de Dios en medio de estos desastres.

Los desastres naturales no son casuales. Son parte de los juicios providenciales de Dios en la tierra. Leamos lo que dice Eliu, uno de los amigos de Job…

«He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos,
Ni se puede seguir la huella de sus años.

El atrae las gotas de las aguas,
Al transformarse el vapor en lluvia,

La cual destilan las nubes,
Goteando en abundancia sobre los hombres.

¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes,
Y el sonido estrepitoso de su morada?

He aquí que sobre él extiende su luz,
Y cobija con ella las profundidades del mar.

Bien que por esos medios castiga a los pueblos,
A la multitud él da sustento.

Con las nubes encubre la luz,
Y le manda no brillar, interponiendo aquéllas.

El trueno declara su indignación,
Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.» (Job 36: 26-33)

 

«Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor,
Para hacer sobre la faz del mundo,
En la tierra, lo que él les mande.

Unas veces por azote, otras por causa de su tierra,
Otras por misericordia las hará venir.» (Job 37: 12-13)

 

Paradojicamente, el  hombre le teme a los desastres naturales y no le teme al Dios Santo. Se aterra ante una tormenta y no le importa pecar contra Dios y sus mandamientos, por cuya causa vienen estos desastres, cuando desborda la paciencia de Dios. Hace muchos años que el liberalismo, en varios de sus diferentes rostros, atenta contra los cimientos cristianos de E.U.A. El aborto y el matrimonio homosexual son los caballos de batalla que hoy abundan en este país. El aborto es un desafío asesino sobre la vida que proviene del Creador. El matrimonio homosexual es un ataque al diseño de Dios para la familia. En las escuelas se enseña la evolución y no la creación. La oración se quito para no ofender a otros credos. El Evangelio es usado por una banda de ladrones y delincuentes como fuente de ganancias, despojando en nombre de Dios a la gente del dinero de sus familias que han ganado honestamente. La copa de la paciencia de Dios se rebosa a menudo con estas cosas y El descarga sus juicios providencialmente sobre los hombres por causa de sus iniquidades.

Estoy completamente seguro que Irma es mensajera de los juicios de Dios para esta parte de E.U.A, los hombres, solo piensan en pasar la tormenta, pero no se detienen a pensar en el motivo de la tormenta.

¿Que deben hacer los cristianos en medio de estos desastres providenciales de parte de Dios? ¡Seguir confiando en Dios! Estar tranquilos, confiados en que Dios mira al pueblo de su Pacto. No nos sacara de la tormenta, sino que con poder nos protegerá en medio de ella. El mismo poder que hizo que Irma se formara como un poderoso huracán, es el que nos librara de ser dañados por ella.

Busca tu Biblia, ábrela en Éxodo capitulo 12, y antes de seguir leyendo mi escrito, lee ese capitulo, luego vuelve conmigo. Las casas de los hebreos no fueron tocadas por el angel de la muerte que voló sobre Egipto matando a todos los primogénitos. La sangre del cordero pascual, mandada a poner por Dios en los dinteles y columnas de las puertas hizo que pasara de largo el destructor. Así mismo ha pasado y seguirá pasando con los hijos de Dios, porque es el mismo Dios y el Pacto con su pueblo no ha caducado. Cristo, nuestra Pascua, ya fue sacrificada por nosotros (1 Corintios 5:7) su sangre ya fue puesta a nuestro favor. Si sobre nuestros corazones su sangre fue derramada, ¡cuanto mas sobre nuestros hogares! Hoy quizás para muchos que dudan o que no lo creen, cobren valor las palabras del apóstol Pablo al carcelero de Filipos: «SERAS SALVO TU Y TU CASA»

Aun con esa demostración del poder y la protección de Dios sobre su pueblo, hay cristianos angustiados, preocupados, temerosos, alterados, huyendo hacia otros lugares porque tienen miedo de Irma. Los cristianos no debemos temer a Irma, sino confiar en el poder de Dios y en sus fieles promesas para con el pueblo de su Pacto.

Hoy hay pastores huyendo hacia otras ciudades dejando a sus congregaciones detrás porque temen a Irma. No juzgo mas alla. Si ellos decidieron huir de Irma, yo quiero ver el poder de mi Dios en Irma. Confío en las promesas de un Dios fiel y justo que no ha llamado a sus hijos para juicio, sino para alcanzar salvación en Cristo Jesus. (1Tes. 5:9)

¿Que ha de hacer el justo, como deben pensar, como deben hablar? Esa pregunta ya fue respondida hace siglos por el rey David, inspirado por el Espíritu Santo dijo lo siguiente:

«En Jehová he confiado;
    ¿Cómo decís a mi alma,
    Que escape al monte cual ave?

Porque he aquí, los malos tienden el arco,
Disponen sus saetas sobre la cuerda,
Para asaetear en oculto a los rectos de corazón.

Si fueren destruidos los fundamentos,
¿Qué ha de hacer el justo?

Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono;
Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.

Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.

Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.

Porque Jehová es justo, y ama la justicia;
El hombre recto mirará su rostro.» (Salmo 11)

 

Dios no nos libra de Irma, sino que nos librara en Irma. A El sea la gloria y la honra por siempre.

 

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