Cuando escuchamos a alguien comenzando a relatar la historia de Adán en el huerto poco nos falta para taparnos los oídos. Incluso a los cristianos de mucho tiempo en la fe esto nos pasa. Miramos para el techo, quitamos una uña semi partida, ojeamos la Biblia, ponemos un chicle nuevo en la boca y dejamos el viejo como un recuerdo para el que limpia el templo la semana próxima, tomamos un sorbo de agua, anotamos algo en nuestra agenda para las cosas por hacer, mientras el predicador sigue narrando la historia de Génesis 2…. “eso ya me lo se de memoria, yo quisiera oír otra cosa……”
Aunque nos aburra es bueno de vez en cuando escuchar donde comenzó todo, para después ver que paso después y que sigue pasando. La historia de Adán en el huerto no se ha terminado, sigue día a día. Si ADAN EN EL HUERTO fuera el nombre, GRACIA fuera el apellido. Nosotros hoy no vamos a hacer la historia de nuevo, no quiero bostezos, pero si vamos a comparar lo que pasó en Génesis 2 con lo que hizo David con Mefiboset, y después lo compararemos con nosotros mismos, porque en fin, todo se trata de la GRACIA.
Vamos, apúrate, que ya David hizo una pregunta y no quiero perderme lo que va a pasar, acompáñame….