A raíz de la muerte de Jacobo Arminio (1610) sus seguidores elaboraron una protesta (hol. «remonstrant») donde lanzaban agudas criticas sobre el calvinismo y sus enseñanzas diciéndole a las gentes que la predestinación era un fatalismo, que el calvinismo enseñaba que Dios era el autor del pecado (confundiendolo con el hipercalvinismo), que se enseñaba a los hombres que los pecados que cometieran no les perjudicaba en nada su salvación, que se promovía un libertinaje en el creyente, que el dios que predicaba el calvinismo era tiránico, caprichoso y cínico ya que condeno a la mayor parte de la humanidad sin siquiera tener en cuenta pecado alguno. Estas entre muchas eran las calumnias que los «remonstrantes» arminianos lanzaban sobre la doctrinas reformadas en las iglesias, tergiversando al máximo la fe reformada. Su protesta fue resumida en cinco puntos principales, y tal fue la agitación que provoco tal protesta dentro de las iglesias que fue necesaria la convocación de un sínodo de las iglesias reformadas a fin de responder enérgicamente a tal protesta arminiana. El sínodo de Dort (ciudad de Dordrecht) fue realizado en 1618-1619. Aunque fue un sínodo de las iglesias nacionales de los Países Bajos, tuvo carácter internacional también, porque habían 26 delegados de otros 8 países. La primera reunión del sínodo fue el 13 de noviembre de 1618 y la ultima fue el 9 de mayo de 1619. Un total de 154 reuniones a lo largo de 6 meses. La respuesta del sínodo fue elaborada en cinco puntos, como respuesta a los cinco puntos de la protesta arminiana.
A continuación les cito las conclusiones de las actas de Dort.
Esta es la explicación escueta, sencilla y genuina de la doctrina ortodoxa de los CINCO ARTÍCULOS sobre los que surgieron diferencias en los Países Bajos, y, a la vez, la reprobación de los errores que conturbaron a las iglesias holandesas durante cierto tiempo. El Sínodo juzga que tal explicación y reprobación han sido tomadas de la Palabra de Dios, y que concuerdan con la confesión de las Iglesias Reformadas. De lo que claramente se deduce que aquellos a quienes menos correspondían tales cosas, han obrado en contra de toda verdad, equidad y amor, y han querido hacer creer al pueblo que la doctrina de las Iglesias Reformadas respecto a la predestinación y a los capítulos referentes a ella desvían, por su propia naturaleza y peso, el corazón de los hombres de toda piedad y religión; que es una comodidad pala la carne y el diablo, y una fortaleza de Satanás, desde donde trama emboscada a todos los hombres, hiere a la mayoría de ellos y a muchos les sigue disparando mortalmente los dardos de la desesperación o de la negligencia. Que hace a Dios autor del pecado y de la injusticia, tirano e hipócrita, y que tal doctrina no es otra cosa sino un extremismo renovado, maniqueísmo, libertinismo y fatalismo; que hace a los hombres carnalmente descuidados al sugerirse a sí mismos por ella que a los elegidos no puede perjudicarles en su salvación el cómo vivan, y por eso se permiten cometer tranquilamente coda suerte de truhanerías horrorosas; que a los que fueron reprobados no les puede servir de salvación el que, concediendo que pudiera ser, hubiesen hecho verdaderamente todas las obras de los santos; que con esta doctrina se enseña que Dios, por simple y puro antojo de Su voluntad, y sin la inspección o crítica más mínima de pecado alguno, predestinó y creó a la mayor parte de la humanidad para la condenación eterna; que la reprobación es causa de la incredulidad e impiedad de igual manera que la elección es fuente y causa de la fe y de las buenas obras; que muchos niños inocentes son atrancados del pecho de las madres, y tiránicamente arrojados al fuego infernal, de modo que ni la sangre de Cristo, ni el Bautismo, ni la oración de la Iglesia en el día de su bautismo les pueden aprovechar; y muchas otras cosas parecidas, que las Iglesias Reformadas no sólo no reconocen, sino que también rechazan y detestan de todo corazón.Por tanto, a cuantos piadosamente invocan el nombre de nuestro Salvador Jesucristo, este Sínodo de Dordrecht les pide en el nombre del Señor, que quieran juzgar de la fe de las Iglesias Reformadas, no por las calumnias que se han desatado aquí y allá, y tampoco por los juicios privados o solemnes de algunos pastores viejos o jóvenes, que a veces son también fielmente citados con demasiada mala fe, o pervertidos y torcidos en conceptos erróneos; si no de las confesiones públicas de las Iglesias mismas, y de esta declaración de la doctrina ortodoxa que con unánime concordancia de todos y cada uno de los miembros de este Sínodo general se ha establecido.A continuación, este Sínodo amonesta a todos los consiervos en el Evangelio de Cristo para que al tratar de esta doctrina, tanto en los colegios como en las iglesias, se comporten piadosa y religiosamente; y que la encaminen de palabra y por escrito a la mayor gloria de Dios, a la santidad de vida y al consuelo de los espíritus abatidos; que no sólo sientan, sino que también hablen con las Sagradas Escrituras conforme a la regla de la fe; y, finalmente, se abstengan de todas aquellas formas de hablar que excedan los límites del recto sentido de las Escrituras, que nos han sido expuestos, y que pudieran dar a los sofistas motivo justo para denigrar o también para maldecir la doctrina de las Iglesias Reformadas.El Hijo de Dios, Jesucristo, que, sentado a la derecha de Su Padre, da dones a los hombres, nos santifique en la verdad; traiga a la verdad a aquellos que han caído; tape su boca a los detractores de la doctrina sana; y dote a los fieles siervos de Su Palabra con el espíritu de sabiduría y de discernimiento, a fin de que todas sus razones puedan prosperar para honor de Dios y para edificación de los creyentes. Amén.

A continuación, este Sínodo amonesta a todos los consiervos en el Evangelio de Cristo para que al tratar de esta doctrina, tanto en los colegios como en las iglesias, se comporten piadosa y religiosamente; y que la encaminen de palabra y por escrito a la mayor gloria de Dios, a la santidad de vida y al consuelo de los espíritus abatidos; que no sólo sientan, sino que también hablen con las Sagradas Escrituras conforme a la regla de la fe; y, finalmente, se abstengan de todas aquellas formas de hablar que excedan los límites del recto sentido de las Escrituras, que nos han sido expuestos, y que pudieran dar a los sofistas motivo justo para denigrar o también para maldecir la doctrina de las Iglesias Reformadas.
Está bueno el artículo; pero, creo que habría que rebatir las convicciones erróneas y compararlas con las verdades correspondientes. Debe haber un parámetro para poder comparar, medir o verificar la verdad. Es mi humilde opinión.
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Hola Libertad de San Vicente, tienes razón en parte, pero es porque este articulo trata de las conclusiones del sínodo de Dort, y de su correspondiente espíritu al quitar de los púlpitos y ministerios a los ministros y maestros que predicaban estas formas heréticas de doctrina. Lo que tu sugieres se hizo, en todo el sínodo, durante 6 meses se discutieron los diferentes aspectos doctrinales con la referencia por excelencia, nuestro único parámetro que es la Palabra de Dios, y no fue una discusión unilateral, sino que se le dio oportunidad a los «remonstrantes» arminianos a que expusieran sus puntos, pero estos no pudieron soportar el peso de los argumentos escriturales, y se declaro formalmente el arminianismo como una herejía. Hoy muchos no lo saben, y otros que lo saben ni importancia le dan a esto, y permiten que desde sus púlpitos los maestros arminianos enseñen sus mentiras a las gentes, por eso quise escribir esto, para que aquellos que si les importe la verdad del evangelio, no se presten para que esta falsa doctrina siga expandiéndose entre los cristianos. Al menos, no ser participes de sus desatinos y errores.
Saludos y bendiciones.
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